yayo y nietoLa pasada tarde del domingo como hacía mal tiempo decidimos quedarnos en casa dibujando. Tino&Tina sacaron sus dotes más artísticas y se pusieron manos a la obra. Tina, que es más mayor, hizo un calco de una imagen de las mascotas de Studio Pets y lo pintó con mucho esmero. ¡Quedó un dibujo realmente precioso! Acordamos con ella que lo enmarcaríamos y lo podríamos en su habitación, estaba súper orgullosa. Da gusto ver a los niños tan satisfechos con algo que ellos mismos han creado, ¿estáis de acuerdo?

Tino, que es más peque, se aventuró a pintar un campo lluvioso en el que en el medio estaba él (¡o al menos algo parecido!) con un paraguas en la mano y muy, muy feliz. En la mano llevaba una mochila y de su boca salía un bocadillo que según Tino decía: “YAYO, COMO LLEVO BOTAS DE AGUA YA PUEDO SALTAR LOS CHARCOS”. A su lado, una figura más adulta le acompañaba, también muy sonriente. Su dibujo nos sorprendió y nos hizo pensar en la importancia que Tino le estaba otorgando a su abuelo y a las cosas que él le enseña. Lo cierto es que solemos dar por hecho que es labor de los abuelos el criar a los nietos y educarles en el tiempo que comparten. Quizá lo damos demasiado por hecho. En el dibujo vimos muchas más cosas de las que estaban ahí pintadas. Entre líneas podíamos ver la admiración y el respeto que nuestro peque siente hacia su “yayo”. Vemos la importancia de sus lecciones. Vemos en esas sonrisas lo mucho que disfrutan del tiempo juntos. ¡Hay tanto que se puede deducir de los garabatos de Tino!

Él, equipado con sus personajes favoritos, comparte su tiempo y su imaginación con el yayo. ¿No es bonito? A su manera, Tino retrató ese momento en el que va de paseo con su abuelo un día lluvioso y salta sobre los charcos. Sin duda, el yayo es para él una fuente de sabiduría infinita.

dibujo tino

Cada situación es un mundo, pero pongámonos más en su lugar. ¿Os imagináis dentro de 20 años criando de nuevo con el mismo énfasis y precaución que ahora? Al final los niños, en muchos casos, deben pasar varias horas al día con los yayos y les piden, les ruegan, les ponen su mejor carita de pena y les patalean, como hacen con nosotros cuando quieren algo… Debemos comprender que ante tales situaciones no pueden ser tan estrictos como lo seríamos nosotros. ¡Son los yayos! Si no, echad la vista atrás, a cuando teníais sólo 5 o 6 años… ¿qué hacían vuestros abuelos? Siempre serán personas únicas en la vida de cualquier niño y se les tendrá un cariño especial, digno de cualquier dibujo.

Por descontado, el dibujo de Tino también lo enmarcaremos…